lunes, 1 de septiembre de 2008

“Leyenda Los Duendes Traviesos de Quirihue"

En los bosques de Quirihue, en la región de Ñuble, existen, desde que
Dios hizo el mundo, una infinidad de duendecillos y enanos. Son criaturas de minúsculo tamaño que sólo se levantan a un palmo del suelo. Tienen unas barbas blancas que les llegan hasta los pies y la cabeza cubierta por una capucha de lana cruda. Por lo general son viejos, pero animados por un espíritu infantil de vivacidad y travesura.
Algunos se divierten trenzando las l colas y las crines de los caballos, o
atan de dos en dos las colas de las vacas en los establos, o arrancan las
sábanas a los que duermen pacíficamente en sus camas.
Estos pequeños hombrecillos habitan en las grutas de Santa Rita, cerca de San Carlos y Quirihue. En estas grutas, que son un conjunto de galerías subterráneas, duermen todo el Invierno; y cuando llega la Primavera celebran su llegada con una ruidosa y hermosa fiesta. Bajo la tierra, en los inmensos túneles, los enanos bailan y cantan al compás de una misteriosa música. Se elevan en el aire, saltan y rozan el techo de pura alegría. Su infinito jolgorio y algarabía, despierta al valle del letárgico Invierno.

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